Una filosofía hermana en Guatemala
Teatro, un arma para el cambio
Prensa Libre. Guatemala, miércoles 03 de octubre de 2007
Por Nancy Arroyave
¿Cómo surge un dictador? ¿Quién propicia la tiranía? ¿Se trata de imposiciones o es el pueblo el que lo coloca allí? ¿Por qué hay opresores y oprimidos? La compañía salvadoreña Tiempos Nuevos Teatro, TNT, presentará en Guatemala una obra que invita a reflexionar, entre lo cómico y lo trágico, sobre estos temas.
Se trata de una adaptación de Érase una vez un rey, obra surgida en los años setenta en el seno del grupo de teatro chileno Aleph que, de manera sutil, ayuda al público a descubrir fenómenos que subyacen en las relaciones de poder.
A propósito de elecciones
“Ahora que los guatemaltecos se preparan para la segunda ronda electoral, pienso que puede venirles bien ver la obra y reflexionar sobre por qué votan por quien votan”, dice Irma Orellana (Watusi) al hablar del contenido de la pieza teatral.
La obra plantea un juego que comparten tres indigentes (Ñafle, Watusi y Sonajera) para evadir, mediante la fantasía, su realidad de miseria en el basurero donde habitan. Pero lo que comienza como un juego los lleva a una disputa real del poder.
El texto ofrece diferentes líneas de lectura, ya que del relato se desprende una historia política común a muchos países, así como juegos de poder, manipulación y dominio.
La obra se puede adaptar a casi todas las realidades, según Orellana. “La hemos presentado con mucho éxito en varios países. Incluso recibió dos premios en Canadá en donde, por cierto, en una función en la que había varios diplomáticos todos se rieron a carcajadas cuando el personaje poderoso ofrece al oprimido enviarlo a algún país exótico para mediatizar sus ansias de poder”, dice sonriente.
Crítica social
La reflexión es una palabra clave dentro de esta experiencia, ya que no sólo está dirigida al público sino que surge de manera autocrítica en cada uno de los actores cuando asumen su papel.
Blanca Alas (Sonajera), una jovencita de 15 años, reconoce que “en la vida real me he aprovechado, como lo hace mi personaje con Ñafle, de mis hermanos y de otras personas. Y también me he puesto a pensar en las veces que otros se han aprovechado de mí”.
Wilver Chávez hace el papel de Ñafle, quien viene a ser una metáfora del pueblo, pues es el que más sufre, de quien siempre se aprovechan, pero también el responsable de haberle dado poder a Watusi o a Sonajera en su momento.
Para poder encarnar a su personaje, el sábado pasado Chávez se vistió como Ñafle “y salí al pueblo (Chalatenango, El Salvador) a caminar por las calles. Exploré los sentimientos y reacciones que mi presencia les provocaba a los transeúntes para poder transmitirlos en escena”.
Orellana reconoce que tiene contradicciones con su personaje (quien pasa de rey a presidente y luego a tirano) puesto que “todos somos responsables de la situación en nuestros países. Nosotros, los que no somos políticos, tenemos el deber de platicar con la gente, buscar hacer conciencia, que la gente despierte”.
“Luego de la guerra que vivió nuestro país no queremos ver más armas, más niños combatiendo. Pero tenemos el compromiso de cambiar, de continuar algo que no está terminado y que es la democracia”.
El teatro que realiza TNT, como puede verse, tiene como sello un compromiso social, así sea de género o de medio ambiente.
A juicio de Orellana, obras como Érase una vez un rey son “las nuevas armas que ayudarán a la población a reflexionar y las que permitirán que no muera la memoria histórica”.
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